Caidije. Una comunidad haitiano-cubana

El proceso investigativo en torno a determinados aspectos de la cultura popular tradicional de la comunidad haitiana del batey Caidije, en el municipio Minas de la antigua provincia de Camagüey, se efectuó en el verano de 1976. El primer contacto con los residentes de la comunidad, fue realizado a través de los especialistas de la antigua Dirección Provincial de Aficionados del entonces Consejo Nacional de Cultura, los compañeros Rafael García Grasa, Santos Hernández y Rigoberto Álvarez. A través de ellos conocimos a René García Guerra, Nené, haitiano residente en la comunidad y en aquellos momentos director del conjunto artístico Caidije, quien nos brindó su total colaboración, y nos sirvió además de intérprete del creole en diversas ocasiones. Las relaciones afectivas y de trabajo con Nené contribuyeron, de manera eficaz, a establecer el contacto inicial necesario con el resto de los pobladores de Caidíje. Durante el tiempo que duró la investigación de campo, permanecimos en el lugar conviviendo con sus vecinos, nos albergamos y trabajamos en la casa de José López, Bongosero, descendiente de haitiano nacido en Cuba, quien gentilmente nos ofreció su hogar. Caidije fue seleccionado por nosotros, de entre otras comunidades, por las razones siguientes:

I. Podemos considerarla como una comunidad tipo, debido a que se originó en la década del 20 del pasado siglo XX, lo que se corresponde con la culminación del primer flujo inmigratorio de antillanos (particularmente haitianos) hacia Cuba, a causa de la escasez de fuerza de trabajo manual para los cortes de caña, ello posibilitaba el estudio de la transculturación haitiano-cubana contemporánea desde los inicios del siglo XX.
II. En la comunidad han concurrido, lo que podemos denominar, dos grandes períodos inmigratorios: el primero, entre 1912 y 1922, caracterizado por la presencia de hombres en su mayoría y mujeres solos; y el segundo, entre 1923 y 1933, donde se efectúa la inmigración de familias, en virtud de lo cual, a través del caso Caidije, puede estudiarse la tipología del proceso de inmigración haitiana en Cuba, a partir del flujo individual o familiar y su relación con el proceso de asentamiento dentro del propio batey.
III. La conciencia de grupo, sustentada sobre bases tradicionales a partir de una autoconciencia étnica común, constituyó uno de los pilares internos fundamentales que preservó la estructura socioeconómica de la comunidad desde la construcción de sus primeras viviendas. Caidije se mantuvo como una gran familia que tendió a estrechar, por un lado, los rasgos étnicos procedentes de su lugar de origen (lengua, carácter, creencias, etnominia, tradiciones y costumbres comunes), los cuales se expresan entre los pobladores como un signo vinculatorio de su perfil cultural y que en tal sentido, permiten estudiar el modo de vida de este grupo; y por otro, el proceso de interacción con el resto de la población cubana de la localidad, que permite observar la aparición de nuevos rasgos étnicos, sobre todo entre los descendientes (nueva pertenencia territorial, cambio en la actividad económica fundamental, bilingüismo con tendencia al mayor empleo del español, rompimiento con la endogamia intraétnica, paulatina transformación de rasgos culturales a partir de los contactos permanentes con las áreas urbanas).
IV. Finalmente, debido al conocimiento previo que tuvimos del conjunto danzario-musical de la comunidad y su destacada participación en festivales artísticos nacionales nos indujo a conocer el resto de sus características etno-cuturales.